lunes, 28 de abril de 2008

La cuestión nuclear

Una traducción no literal, pero muy aproximada, de un artículo que he leído hace poco:
Creo que los análisis coste-beneficio no pueden responder las cuestiones políticas asociadas al interés o no de desarrollar la energía nuclear...Esto se debe a que estas cuestiones son fundamentalmente éticas....Por lo tanto, creo que debe ser el Parlamento el que adopte una decisión clara y explícita sobre el tema. La mejor manera de hacerlo sería después de una discusión nacional al nivel adecuado de seriedad y detalle que la naturaleza del problema requiere.
¿De dónde creéis que lo he sacado?¿De GTPES?¿Del discurso de Zapatero?¿De la prospectiva a 2030? Lo cierto es que es una postura muy similar a la de Ignacio Pérez Arriaga...

Bueno, pues lo curioso es que esto lo escribió Kneese en 1973, en su famoso artículo "The Faustian bargain". Parece que no hemos avanzado mucho desde entonces...


sábado, 26 de abril de 2008

El papel de las nuevas tecnologías frente al cambio climático

(Esto es mi interpretación de las conclusiones del reciente Foro BP de Energía y Sostenibilidad. Un informe detallado de las conclusiones del Foro estará disponible pronto en la página web de la Cátedra BP de Desarrollo Sostenible, y una versión modificada en Soitu).

Uno de los elementos clave de los acuerdos de Bali es la promoción de las nuevas tecnologías, como herramienta fundamental para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en todo el mundo. De hecho, algunos países la han escogido como componente casi única de su estrategia (véase por ejemplo el reciente discurso de Bush sobre la estrategia de EEUU, o las ideas de Japón al respecto). A esto contribuye también la percepción de que los instrumentos económicos que se proponen para reducir emisiones, como los impuestos o el comercio de emisiones, no van a producir las reducciones deseadas. La causa fundamental es que, para conseguir reducciones significativas, el precio de emitir debería llegar a niveles políticamente inaceptables.

Aunque hay que tener cuidado: el desarrollo tecnológico no debe ser la única línea de actuación. Hay dos argumentos principales para ello: uno, que tampoco debemos esperar tanto de la tecnología (aquí hay un debate ciertamente apasionante, iniciado por Simon y Ehrlich, y cuya última contribución por parte de Paul Krugman es que, en los últimos 35 años, el avance tecnológico en materia energética ha sido claramente inferior al esperado); y dos, que no debemos confiar ciegamente en las soluciones tecnológicas si antes no se cambia el modelo de consumo, porque de otra forma sólo estaremos retrasando el problema. En este sentido, los precios por emitir juegan un papel fundamental, ya que dan a inversores y consumidores señales sobre la dirección a seguir en el futuro, y por tanto ayudan a cambiar comportamientos (un ejemplo interesante es la bajada de consumo de gasolina en EEUU ante la subida de precios, hecho que se consideraba imposible…).

En todo caso, y a pesar de estos problemas, la magnitud del problema hace necesario, a la vez que se tratan de cambiar los comportamientos, realizar un despliegue masivo de tecnologías bajas en carbono para poder alcanzar los objetivos de reducción de emisiones de GEI. Esta necesidad de incluir a la tecnología en la ecuación ha sido reforzada también por un comentario recientemente publicado en Nature, según el cual la escala de cambio tecnológico que hará falta para reducir las emisiones de CO2 a un nivel suficiente puede ser mayor del que se considera habitualmente (por ejemplo en el 4º informe del IPCC).

Una posible solución de compromiso a este aparente conflicto entre la necesidad de hacer avanzar la tecnología, y a la vez cambiar los comportamientos, es tratar de concentrar nuestros esfuerzos económicos, tecnológicos y políticos en el ahorro y la eficiencia energética, tanto por el potencial que aporta en cuanto a la reducción de emisiones como por sus bajos costes comparado con otras alternativas.

Otra opción es, evidentemente (aunque de menor calidad que la anterior), seguir apoyando las energías renovables. A este respecto, deben diseñarse instrumentos de apoyo económico más eficientes, ya que la reducción de costes para el consumidor contribuirá positivamente a su difusión. Y, además del apoyo económico, es esencial diseñar esquemas de conexión a red adecuados, que permitan aumentar su contribución sin consecuencias negativas para la seguridad de suministro. Otro aspecto importante a considerar es que la biomasa debe jugar un papel muy significativo a corto y medio plazo, y para ello es necesario incluir aspectos tales como la política agraria, o la creación de una nueva industria, que hasta ahora no han sido tratados adecuadamente.

Tanto el ahorro y la eficiencia como las energías renovables son las opciones no sólo bajas en carbono, sino también sostenibles. Sin embargo, pueden no ser suficientes, y quizá sea necesario recurrir a la captura y secuestro de carbono o a la energía nuclear.

La captura y secuestro de carbono no es la solución definitiva, tiene algunos riesgos, y no es sostenible, pero, siendo realistas, ahora mismo es la única posibilidad para evitar que todas las plantas de carbón que se están construyendo, y sobre todo, todas las que se construirán en países en desarrollo, sigan emitiendo CO2 a la atmósfera Sin embargo, aún tiene un coste elevado. El movilizar la financiación necesaria parece difícil, y el establecimiento de programas conjuntos de demostración como los iniciados por la Unión Europea parece una vía adecuada. Además, es necesario un marco regulatorio adecuado sobre todo en lo que se refiere al transporte y almacenamiento de CO2.

En cuanto a la energía nuclear, y también a pesar de sus problemas ampliamente conocidos, parece que puede desarrollarse sin dificultades en mercados liberalizados de países desarrollados, pero para ello hace falta un consenso político y social previo que reduzca el riesgo regulatorio a límites tolerables. Si esto sucede, lo que no es fácil, tal vez no haga falta un régimen especial para esta tecnología. Sin embargo, resta la cuestión, bastante complicada, de cómo extender este modelo a países en desarrollo.

En todo caso, la clave para asegurar las inversiones en tecnologías bajas en carbono está en proporcionar un terreno de juego equilibrado con el resto de tecnologías, y sobre todo, dar seguridad a los inversores. Y además, en enfocar estas inversiones con una perspectiva global: las nuevas tecnologías desarrolladas o comercializadas deben llegar a los países en vías de desarrollo, para que se consigan reducciones significativas de emisiones de GEI. En estos países, por ejemplo, el potencial del ahorro y la eficiencia energética es aún mayor que en los países desarrollados; y el uso de carbón a gran escala en países como China o la India hace especialmente interesante la utilización de tecnologías de captura y secuestro de CO2..

Sin embargo, hay que ser realista sobre las posibilidades de los países en desarrollo: aunque sus posibilidades de reducción son enormes, sin un apoyo financiero y tecnológico de los países desarrollados, no se conseguirá mucho. Aquí está posiblemente la clave del futuro acuerdo internacional sobre cambio climático, y también de la evolución de las emisiones de GEI en nuestro planeta: si queremos reducir emisiones de forma significativa, hace falta pagar por ello, y transferir la tecnología adecuada, a los países de los que vendrá la mayor parte del aumento de consumo energético, y por tanto las mayores reducciones, que son los países en desarrollo.

El futuro del carbón

Como dicen en un muy buen artículo del NYTimes, en Europa la cuestión no es el renacimiento nuclear (que también), sino la vuelta al carbón. El otro día discutíamos sobre la necesidad de usar la captura y secuestro de CO2 (CCS) o no. Efectivamente, el CCS no es la solución definitiva, tiene algunos riesgos, y no es sostenible, pero, siendo realistas, ahora mismo es la única posibilidad para evitar que todas las plantas de carbón que se están construyendo, y sobre todo, todas las que se construirán en países en desarrollo, sigan emitiendo CO2 a la atmósfera. Podríamos pensar por supuesto que mejor evitar que se construyan estas centrales de carbón, y que en su lugar se reduzca la demanda o se invierta en renovables, pero, la verdad, esto no parece posible en el corto plazo, al menos en la magnitud necesaria para asegurar el suministro eléctrico.

viernes, 25 de abril de 2008

El teorema de la abuela y el efecto legado

Uno de los errores comunes de los que se enfrentan por primera vez al mercado europeo de derechos de emisión de CO2 es pensar que, si los permisos se regalan a las empresas, su coste será cero, o, en todo caso, que el precio del permiso dependerá de cómo se asignen.
Pero, tal como dice el teorema de la abuela, más conocido en el mundo económico por el teorema de Coase, la asignación inicial de bienes no tiene relevancia sobre la asignación final de los mismos, ni sobre el precio y cantidad intercambiada, siempre que no haya costes de transacción. Vamos, que la asignación gratuita o no de los permisos de emisión, o la distribución de ellos, no debería tener consecuencias sobre el precio del permiso, o sobre la cantidad intercambiada.
Sin embargo, hay otro efecto, el llamado "endowment effect" (ver p.ej. el artículo de Kahneman, Knetsch y Thaler en el J. of Economic Perspectives, 1991) que dice que los agentes no siempre se comportan como dice Coase, y que existe un efecto legado, o status-quo (que incluso tiene que ver con la aversión a la pérdida) que hace que la asignación sí importe. Este efecto consiste básicamente en que los que poseen el bien lo valoran mucho más que los que no lo poseen. Es decir, la disponibilidad a aceptar de los vendedores es mayor que la disponbilidad a pagar de los compradores. Si este efecto se verifica en un mercado real (y no en un experimento, que es la gran discusión habitual entre behavioral economics y la tradicional), la asignación sí influirá. Para empezar, el endowment effect lo que predice es que el volumen intercambiado en el mercado será menor que el óptimo. El precio tampoco será ya el óptimo, sino que podrá ser mayor o menor. Por tanto, el pass-through (la cantidad del coste del permiso que los productores repercuten a los consumidores) también será distinto del esperado. En general, los experimentos muestran que, al venir la falta de transacciones marcada por la reticencia de los vendedores, el precio suele ser superior al eficiente.
La primera fase del mercado europeo de derechos es una buena oportunidad para comprobar si este efecto se ha producido o no, aunque lo complicado, como en tantas otras ocasiones, es establecer un contrafactual...Sin embargo, sí podemos comprobar en una inspección somera que, hasta el desplome de precios causado por otras cuestiones, el precio estaba por encima de lo esperado, y la cantidad intercambiada por debajo. Vamos, que algo hay...

lunes, 14 de abril de 2008

Las dificultades de los MDLs

MDLs: Mecanismos de desarrollo limpio. Son mecanismos de flexibilidad para cumplir con el Protocolo de Kyoto, por los cuales un promotor realiza una inversión en un país en desarrollo con la cual dicho país reduce sus emisiones de CO2, y vende las reducciones en forma de derechos de emisión a otros países que necesitan emitir más de los derechos que tienen, y por tanto necesitan comprarlos.
El mecanismo en sí está muy bien. Es una forma de conseguir una misma reducción de emisiones, pero a menor coste (ya que generalmente los países en vías de desarrollo tienen opciones más baratas que los desarrollados). Pero claro, debe producirse una reducción de emisiones "de verdad". Si esa reducción ya se iba a producir de todas maneras (porque fuera rentable, básicamente), pues no tiene sentido que nadie venda derechos sobre ella, porque eso sería ineficiente. Y ahí está el problema, que es difícil determinar hasta qué punto la reducción se produciría o no sin la venta de los derechos.
Y además, por diseño, el sistema invita a la trampa: los países compradores están deseando que haya muchos de estos proyectos de reducción, porque así se reduce el coste de cumplir con sus compromisos de reducción. Y los vendedores también tienen incentivos a vender lo más posible, para ganar dinero, claro. El único que controla de verdad el sistema para que las reducciones sean reales es Naciones Unidas. Y resulta que, hasta hace poco, tenían poco personal. Así se aprobaron cosas como las reducciones de HCF-23 en China, con las que mucha gente se forró (eran rentables por sí mismas, pero se permitió la venta de derechos) sin que el medio ambiente se beneficiara. Pero al fin, Naciones Unidas ha fichado a más gente, y ha empezado a poner las cosas claras. Uno no puede más que alegrarse.

sábado, 12 de abril de 2008

Reflexiones de Conthe sobre el mercado eléctrico español

En su blog de Expansión. Como bien dice Julián Barquín, nada nuevo, e incluso repitiendo demasiado algunas ideas dudosas o bastante discutibles. Pero en cualquier caso un resumen de la situación, interesante de leer.

miércoles, 9 de abril de 2008

El conflicto energía-medio ambiente

Un resumen muy bueno de Andrew Revkin sobre lo difícil que es equilibrar la necesidad de dar energía a la gente que no la tiene y la de controlar las emisiones de CO2.

Y los ecologistas rechazan las renovables

Vale, es un chiste, pero no tanto...Al fin y al cabo, ha pasado más veces: antes que apoyar una mala regulación que promueva las renovables o las mejoras medioambientales, prefieren cargársela porque no es todo lo buena que les gustaría. Hay muchas historias sobre esto, especialmente en EEUU en el que el poder de los lobbies es tan grande. Creo recordar incluso que este era uno de los temas estrella en el folleto de Shellenberger y Nordhaus "The Death of Environmentalism". Una postura idealista muy respetable, pero que a veces peca de falta de pragmatismo...y al final lo paga el medio ambiente o las renovables.

La tesis con humor

Del blog de Mankiw, una manera de tomarse la tesis con humor. Aunque sea de Economía, creo que vale para todos. Dedicado a los sufridores del IIT...

La industria apoya las renovables

Algunos se sorprenden de que la industria apoye los subsidios a las renovables y a la eficiencia, como está pasando en EEUU. Pero a mí no me parece tan sorprendente, la verdad...Si lo pensamos bien, el apoyo a las renovables tiene muchas ventajas para la industria: desarrollo de tecnología propia subvencionada por el Estado, reducción de la dependencia energética (y por tanto menor volatilidad de los precios de los combustibles)...y a un coste pagado por todos, no sólo por ellos. En el caso de la eficiencia, las ventajas son todavía más evidentes: el apoyo público financia reducciones en la factura energética de las empresas. Así que lo verdaderamente sorprendente es que no haya más patronales presionando por más apoyo para las renovables y la eficiencia...

martes, 8 de abril de 2008

Profesores asociados vs titulares

Como se ve en este artículo, en todas partes cuecen habas. El caso es que al final los asociados son tratados peor siempre, cuando, si la figura se usa bien, es la mejor posibilidad para los alumnos de acercarse al mundo real y dejarse de tonterías académicas. Lo que hay que hacer es tratar de seguir disfrutando de las ventajas de utilizar profesionales, pero compensar los posibles problemas (reales en muchos casos) de atención a alumnos o de dedicación.

Disonancia cognitiva y las preferencias

Hay un fenómeno llamado disonancia cognitiva que básicamente dice que, una vez que elegimos algo, racionalizamos nuestra decisión para que nos guste más. Y esto tiene bastante influencia sobre los problemas de decisión, porque puede justificar algunas decisiones "irracionales". Bueno, pues parece se le ha dado más importancia de la debida, según un trabajo citado por John Tierney. La columna es muy interesante, y me recuerda a otro tema sobre el que debo postear uno de estos días: la relación entre las preferencias psicológicas y las elecciones de los consumidores (sobre el que Sagoff dice cosas curiosas).

McArdle sobre la titularidad de los profesores (tenure)

Parece que en EEUU ha habido un par de discusiones sobre el tenure de profesores, y McArdle aprovecha para expresar su opinión (básicamente contraria). Lo curioso es que, cuando uno lo lee, no sabe si se está refiriendo a EEUU (con su sistema sólido, bien documentado, con evaluaciones externas contra un panel, etc.) o al gran sistema que tenemos en España, tan objetivo y tan poco endogámico. Este párrafo no tiene desperdicio:
Then there are the assorted characters that every academic complains about: the guys who won't do a damn thing for the department except show up and teach their two; the ones who stopped publishing anything other than op-eds the day their tenure (or full professorship, or chair) came through; the ones who get away with bullying the junior faculty because after all, they'll be on your tenure committee; the various forms of workplace social affective disorders that develop upon the realization that no one can do a damn thing to you; the guy who leaves the real teaching up to the TA because all he cares about is getting publications or, post-tenure, time on the golf course; the capricious crankery that goes into various kinds of decisions; the dead-enders who get invested in pointless or wrongheaded projects that never come to completion; the junior faculty who are afraid to disagree with powerful superiors they know are wrong; the senior faculty who hang on long after they are capable of doing good research or good teaching, because there's no way to ease them out.
Seguro que a muchos profesores españoles les suenan estas cosas...

lunes, 7 de abril de 2008

Emisiones de CO2 en soporte geográfico

La Univ. Purdue ha completado un proyecto curioso: un inventario de emisiones de CO2 con soporte geográfico. La verdad es que, dado que al calentamiento global no le importa en absoluto dónde se emite el CO2, no le acabo de ver el punto al tema, pero en cualquier caso resulta interesante ver dónde se emite más y dónde menos. Hay un video también.

viernes, 4 de abril de 2008

¿Es factible reducir las emisiones de CO2 ya?

Pues un reciente comentario en Nature, reseñado aquí , aquí y aquí dice que no, que las tecnologías actuales no son capaces de reducir las emisiones de CO2 al nivel deseado. Y que el nivel de innovación necesario no se conseguirá solamente poniendo un precio al CO2. Parece que hace falta planificación indicativa e I+D...

Fuga de cerebros

Acabo de leer un estudio interesante sobre los profesores jóvenes en los mejores departamentos de Economía de EEUU. El objetivo entre otros es analizar si hay fuga de cerebros (además de ver a qué se dedican los economistas jóvenes en EEUU, pero eso es otro rollo...). Concluyen que sí hay fuga de cerebros, ya que un gran porcentaje llega a EEUU de otros países para hacer el doctorado, y luego se queda.
Lo que no tengo claro es que esto sea realmente una fuga de capital humano en términos absolutos. Démosle la vuelta al asunto: ¿por qué los estudiantes hacen su grado en otros países y luego hacen el doctorado en EEUU? Porque en ese país el doctorado se valora bien, y en Europa por ejemplo no. Es decir, porque en EEUU puedes hacer una buena carrera académica en un entorno estupendo, o si no trabajar para una empresa que reconoce tu mayor formación. Pero eso no implica necesariamente que los cerebros sean doctores, ¿no?.
Lo interesante sería evaluar las razones por las que en Europa no se valoran los doctorados tanto como en EEUU. ¿Porque los programas de doctorado no son buenos?¿Porque no se da un papel tan importante a la Universidad?¿Porque se considera que nuestros grados son mejores que los suyos y por tanto nuestros profesionales no necesitan el doctorado? Un montón de preguntas, algunas más peregrinas que otras, pero...