miércoles, 9 de abril de 2008

El conflicto energía-medio ambiente

Un resumen muy bueno de Andrew Revkin sobre lo difícil que es equilibrar la necesidad de dar energía a la gente que no la tiene y la de controlar las emisiones de CO2.

1 comentario:

Unknown dijo...

Aquí va un mini-resumen de una idea lanzada por la fundación Energía sin Fronteras que puede aportar su granito de arena en este complicadísimo y tan relevante debate...

El pasado día 19 de febrero, el presidente de la Junta Directiva de EsF, JMª Arraiza, participó en el debate: “Energías Renovables, ¿cuál es el mejor enfoque para materializar su potencial?” que, organizado por el Académico Prof. Ignacio Pérez Arriaga, tuvo lugar en la sede de la Real Academia de Ingeniería. Durante el debate, JM Arraiza expuso su visión sobre el insustituible papel de las energías renovables en la electrificación de las zonas rurales aisladas de países en desarrollo. Especialmente la energía solar fotovoltaica, que alcanza su máxima eficiencia allí donde no es viable suministrar energía mediante la extensión de las redes eléctricas. Reconoció que el modelo español de incentivo para el desarrollo de la energía fotovoltaica es eficaz, habiendo conseguido en poco tiempo resultados satisfactorios. “El efecto sobre el desarrollo de la industria fotovoltaica ha sido muy favorable, pero el coste evitado al sistema eléctrico español representa escasamente un 25% del valor de los incentivos aplicados”. “Parece prudente reflexionar sobre la posibilidad de que el esfuerzo económico que representan los incentivos establecidos, se dirija también a aquellas zonas rurales aisladas de países en desarrollo en las que la energía fotovoltaica es más útil”.

Para avanzar sobre esta idea, EsF cree que sería bueno establecer una alianza entre centros de investigación, empresas, ONGs de desarrollo y gobiernos que ayude a desarrollar un programa de electrificación de comunidades aisladas de países en desarrollo, en el que puedan encontrarse vías de financiación imaginativas, y en el que los gobiernos de los países en desarrollo se impliquen en la forma adecuada a su responsabilidad en el suministro de energía a todos los ciudadanos y los países desarrollados aporten su colaboración tecnológica y económica dentro de sus programas de Cooperación internacional.