martes, 8 de julio de 2008

El conocimiento energético en España

Según un estudio que ha aparecido recientemente en la prensa, y que supongo no debería sorprender demasiado, el nivel de desconocimiento sobre los temas energéticos es abrumador. La gente no sabe muy bien qué tipo de energía utiliza, ni qué implicaciones tiene, ni quién paga por ella. En estas condiciones, no es de extrañar que nuestros queridos políticos hagan lo que quieran con los votantes a este respecto, y les manipulen como corresponde acerca de la tarifa, de la nuclear, o de la política energética en general. Y supongo que claro, como así se vive muy bien, tampoco tengan el más mínimo interés en mantener a la gente en la inopia. Cuanto más desinformados estén, o incluso cuando más malinformados, mejor para ellos.
Me ha llamado la atención especialmente la parte económica (llámese deformación profesional):

Sin embargo, muchos menos ciudadanos están dispuestos a hacer sacrificios para proteger el planeta. Según el estudio, menos de un 5% de los consultados pertenece a una asociación creada en defensa del medio ambiente; sólo un 11% han dejado aparcado el coche en alguna ocasión en el último año por conciencia ecológica; y menos del 10% está dispuesto a pagar un 10% más por su factura eléctrica si procede de fuentes renovables.

Es cierto que dos tercios de los españoles ocupados están dispuestos a pagar una semana de sus ingresos para solventar el calentamiento global, pero la mayoría de los consultados prefiere delegar en el Gobierno. Un 50% prefiere que el Estado subvencione a las empresas para que produzcan energía con fuentes renovables, y más de un 60% apoya que existan subvenciones para electrodomésticos 'verdes'. Sin embargo, apenas un 10% apoya pagar impuestos ecológicos en conceptos como la gasolina.

Parece que la gente sigue sin enterarse que ya estamos pagando las renovables en la factura (y que es algo menos del 10%, pero seguramente llegue ahí pronto), y que eso de delegar en el Gobierno para subvencionar es una chorrada, porque al final la pasta viene de donde siempre, de nuestros bolsillos. Y encima, de forma mucho menos eficiente (económica y energéticamente) que si fuera mediante un impuesto.

Por otra parte, es curioso leer el artículo sobre el estudio y las declaraciones de los autores. Yo creía que en un estudio de estos los autores no debían tener opiniones prefijadas sobre los resultados, pero parece que no es así: calificativos como hipócrita (para el NIMBY), sobrevalorada (la energía solar), o apreciaciones tan extrañas como que el debate energético debe plantearse en el presente (a pesar de sus implicaciones futuras) no me hacen dar mucho valor al estudio, aunque como digo los resultados parecen lógicos.

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