domingo, 8 de febrero de 2009

La politización de la energía

Alguna vez ya he blogueado sobre el preocupante hecho de la ideologización del cambio climático. En España, si uno es de derechas no puede creerse la evidencia científica del cambio climático, y si es de izquierdas se la debe creer, e incluso exagerar si hace falta. La verdad es que uno esperaba que nuestra sociedad hubiera evolucionado algo desde la Edad Media, cuando la ideología condicionaba la forma en la que veíamos el mundo (esférica o plana). Pero no, todo lo contrario. Ahora también las opciones energéticas se defienden o atacan exclusivamente desde la ideología. En España, por si no lo habéis notado, la “derecha” defiende la nuclear, y la “izquierda” la ataca (las renovables son más bien de izquierdas, y el ahorro de ninguno, por lo que parece…).

Está claro que las tecnologías no son neutras, todas tienen determinadas consecuencias y valores implícitos detrás. Cuando por ejemplo uno apoya la nuclear, está haciendo evidentes una serie de valores respecto a la consideración de costes, emisiones, radioactividad, proliferación, etc. Esos valores pueden ser discutibles, pero no atacables por sí mismos. Y puede ser que esos valores coincidan de mayor o menor manera con las ideologías políticas.
Esto hace, de hecho, que cualquier decisión de este tipo deba ser política, en el sentido que la ciencia por sí misma no será capaz de dar un conjunto de valores "objetivos", sino que deberán ser asumidos o consensuados por vía política.

Pero esto no justifica la defensa a ultranza de unas u otras tecnologías, sólo justificaría la defensa o ataque del valor de determinados criterios. Las tecnologías energéticas son mejores bajo unos criterios, y peores en otros. Es difícil que haya una mejor que todas las demás para un conjunto amplio de criterios. Por lo tanto, cuando desde un conjunto de valores o ideologías se defienden las tecnologías, y no los objetivos, ya empiezan a chirriar las cosas. Pero lo que ya me parece difícil de admitir es que la ideología te permita saltar por encima de la ciencia y de los datos objetivos: no puede ser que los datos se maquillen para ayudar a la defensa o ataque de la tecnología.

En el caso de la nuclear, por ejemplo, la “derecha” da unos costes demasiado bajos para la nuclear, para conseguir encajar su defensa de la tecnología con su posición ideológica. Y la “izquierda” exagera el coste marginal de las centrales existentes, para tratar de cerrarlas. ¿Dónde está la objetividad y la defensa de los valores aquí? Supongo que al final todo se trata de responder a unos determinados intereses, o a la ignorancia…pero sigue siendo preocupante. Y más todavía si se llega al dogmatismo y a la clasificación simplista: si uno dice que la nuclear nueva es cara, le colocan en la izquierda, si dice que la nuclear existente es barata, le ponen en la derecha…

No puede ser que la ideología te condicione tu apreciación científica, porque eso hace que se tomen peores decisiones. Por eso es tan de agradecer que al menos en los países civilizados de verdad tengan las ideas más claras, y si no véase del discurso de Obama:

We will restore science to its rightful place

Creo que el lugar de la ciencia es informar las políticas con datos objetivos y rigurosos, para que a partir de ahí sean los valores (la política) los que decidan. Pero su lugar no es estar sujeta a la decisión política que se pretende alcanzar. A ver cuándo toca también en España….

NOTA: Hoy hay en Environmental Economics una reflexión muy apropiada a este respecto.

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