sábado, 5 de marzo de 2011

Impacto económico de las importaciones (de petróleo)

Uno de los temas que ya apuntaba en la entrada del otro día sobre las medidas del gobierno era el del impacto económico de las importaciones de petróleo. Hay gente que se sigue liando con esto por ahí, pensando que hay que evitar las importaciones a toda costa, y que además el coste de las importaciones es exactamente su importe. Así que creo que vale la pena darle una vuelta a este asunto, dentro de mis limitaciones (agradeceré mucho comentarios de macroeconomistas para compensar mis lagunas). Perdón porque la entrada es larga.

- Primer punto: ¿hay algo malo en importar? Según la teoría económica no, sino todo lo contrario. El comercio internacional permite maximizar la eficiencia, que los consumidores accedan a productos más baratos, y por tanto aumentar el bienestar de las sociedades. Por supuesto, esto es la teoría, y luego la cosa se complica (con mercados imperfectos, cuestiones distributivas, etc.). Pero lo que creo que todo el mundo tiene claro es que los sistemas autárquicos son mucho peores para los que los sufren (y España tiene historia reciente en este sentido).
- Pero claro, todo en su justa medida: si todo lo importas, y no produces nada, parece imposible generar empleo y riqueza en una economía. Para empezar, ¿cómo pagarías las importaciones? Así que lo lógico parece importar cosas, pero generar suficiente en la economía para pagarlas. De hecho, muchas economías se han desarrollado a base de importar productos poco elaborados y exportarlos con valor añadido.
- En el caso del petróleo, que es claramente un producto poco elaborado, la gracia es utilizarlo para generar valor añadido con él (véase por ejemplo el Sankey económico que hemos hecho en el Observatorio de la Cátedra BP). Típicamente elaborando productos plásticos, o combustibles para el transporte (que a su vez sirve para generar riqueza). Vamos, que el petróleo permite a casi todas las economías desarrolladas seguir generando valor.

Resumen por ahora: el importar petróleo no es necesariamente malo, ya que nos permite generar valor en la economía. Y si lo hacemos, es porque es la opción más barata, generalmente. Entonces, ¿por qué queremos reducir las importaciones? Pues fundamentalmente por dos razones:
- para que el dinero que nos gastamos en petróleo se quede aquí, y
- para mitigar el riesgo de precio, y sus consecuencias sobre la inflación

Voy con la primera:

Efectivamente, si en vez de pagar por el petróleo a los países productores pagamos por otras alternativas nacionales, ese dinero (con su multiplicador correspondiente) genera riqueza en nuestro país: sirve para pagar empleo y capital en España, idealmente. Y por tanto, contribuye a reducir paro, a pagar cotizaciones sociales e impuestos, etc. Pero decía idealmente. ¿Por qué? Pues porque el que la alternativa sea nacional no quiere decir que las rentas se queden por completo en España. Imaginemos que lo sustituimos por bioetanol producido en España: efectivamente, para producir el bioetanol harán falta empleos y capital en España, que a su vez consumirán, pagarán impuestos, etc. Pero, ¿y si el capital dueño de la planta de bioetanol no es español? Entonces parte de los beneficios se exportarán. ¿Y si los trabajadores gastan su salario en productos no españoles? De nuevo, parte de la renta se exportará. ¿Y si el petróleo que importamos lo produce Repsol, que paga sus impuestos en España? Pues entonces parte de las rentas que considerábamos que se exportaban se quedarán aquí. Conclusión: la cuenta no es tan fácil, y hay que estudiar exactamente qué pasa con las rentas en una y otra alternativa para ver realmente cuál es el beneficio en términos de renta nacional.

Y a todo esto hay que añadir otro término: si resulta que la alternativa nacional es más cara (o está subvencionada, como el etanol) hay que tener en cuenta ese extracoste o subsidio, ya que hay que detraerlo de la cuenta anterior. Quizá en algunas ocasiones no compense gastarse más en esta pérdida de eficiencia por el beneficio incierto en términos de renta nacional.

Así que yo creo que, en general, lo que más preocupa a la hora de ahorrar importaciones es la dependencia en términos de precio. Pero la clave es que, desde este punto de vista, lo que interesa ahorrar no son importaciones, sino consumo: incluso aunque nuestro petróleo fuera nacional, como tiene un mercado global, el precio del petróleo en España también estaría sujeto a ese mercado internacional. Vamos, que cosas como el "drill, baby, drill" de los americanos no arreglan mucho en este respecto.

En general, se considera que el petróleo tiene un precio volátil y creciente (debido a la creciente demanda, la oferta más limitada, y el poder de mercado que tiene la OPEP). El que sea creciente alimenta la inflación, y el que sea volátil refuerza este efecto (al impedir que los demás factores de producción se ajusten rápidamente para compensarlo). Por tanto, un elevado consumo de petróleo no es especialmente bueno si se quiere controlar la inflación (o si, como cuando estamos en una crisis, las herramientas para controlar la inflación son incompatibles con la recuperación). Es cierto que las economías desarrolladas cada vez son más resistentes a este efecto (ver por ejemplo los trabajos de Olivier Blanchard y Jordi Galí), pero aún así todavía tiene su importancia. ¿Cuál es la alternativa mejor? Pues reducir el consumo, claro. Porque si lo que hacemos es sustituirlo por otro combustible o fuente de energía, volvemos a una reflexión similar a la anterior: habrá que ver qué efecto de precios tiene. Si estamos hablando de algunas renovables como la eólica o solar, con precio de combustible nulo, estupendo. Pero, ¿y si hablamos de biocombustibles o gas? Pues entonces habrá que mirarlo con cuidado: el que los biocombustibles sean más "ecológicos" no quiere decir que no puedan estar sujetos a precios crecientes o volátiles, y mucho más el gas.

De forma similar al comentario de la renta: de nuevo, todo esto hay que ponerlo junto al coste de la reducción del consumo. Podría ser que el coste para la economía de reducir el consumo (programas de ahorro, pérdida de utilidad, etc) fuera mayor que el efecto nocivo de la inflación.

Así que, resumen general: las importaciones de petróleo tienen efectos negativos, via renta y via precio, sobre la economía nacional. Pero como también tienen efectos positivos (básicamente porque el petróleo es la alternativa generalmente más barata, si no, no la usaríamos...), hace falta echar bien las cuentas para determinar hasta donde compensa reducirlas, y por qué sustituirlas.

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