lunes, 18 de junio de 2012

¿Es la energía el factor más importante de competitividad de la economía?

Eso es lo que dice el PP en la propuesta que ha presentado de reforma energética para luchar contra el cambio climático. Pero yo, a riesgo de que se enfaden conmigo desde el PP, o desde la AEGE, no lo tengo tan claro. Como ya he dicho alguna vez, tenemos que distinguir entre dos tipos de empresas, las intensivas en energía y las que no lo son. Para las primeras (aluminio, cemento, etc.), efectivamente la energía es un componente fundamental de su proceso productivo, y por tanto el coste de la misma afecta directamente a su competitividad (aunque no tanto como nos creemos, según Michael Levi). Pero, ¿cuánto de nuestro valor añadido y del empleo se deben a estas empresas?. Una cuenta muy rápida: si uno se va al INE y suma el valor añadido y el empleo de la fabricación de cemento, cal y yeso; de la metalurgia; y de la fabricación de productos metálicos, el resultado es que aportan un 3% del  valor añadido, y el 3% del empleo total. Si le sumamos la industria química, nos vamos al 4,3 y 3,5%, respectivamente. ¿Es esto un componente tan grande de la economía? Cuidado, no digo que estas industrias no sean importantes, y que no puedan tener mucha repercusión, especialmente a nivel local; digo que no son una parte tan relevante de la economía en su conjunto como nos creemos.

Conclusión: yo creo que no es la energía, sino el coste laboral (y su cualificación) la clave de la competitividad de la economía, o al menos de gran parte de ella. Si nos empeñamos en seguir con el mantra de "energía barata, pase lo que pase" nos arriesgamos a tres cosas: una, a hacer creer a la gente que es posible (véanse las conclusiones de Perry Siohanshi en este artículo en el que toca un tema muy relacionado, el análisis de lo que se paga por la electricidad en distintos países); dos, a renunciar a transmitir señales correctas para la eficiencia; tres, a perpetuar ese déficit de tarifa que nos está creando tantos problemas. La energía, ni es barata, ni posiblemente deba serlo. Pero eso no debería ser un obstáculo para desarrollar una economía competitiva. Creo que es importante asumir esto para no seguir por caminos peligrosos.

No hay comentarios: