martes, 11 de diciembre de 2012

La (preocupante) situación de la universidad pública


No demasiado buena, la verdad…Y ante ella, dos posturas: lade los rectores, que piden más dinero para I+D, o la de gente como Dopazo, que piden una reforma radical. Yo, como ya saben los que leen este blog, estoy más con Dopazo, creo que efectivamente tenemos que arreglar el fondo la universidad española antes de seguir dando dinero (rescatando) indiscriminadamente, y que esto es prioritario. Pero eso no significa que esté totalmente de acuerdo con los recortes salvajes. Igual que ya argumenté acerca de las renovables, una moratoria a los proyectos de I+D, a las becas, etc., no es la mejor solución, porque es demasiado traumática. Como en otras actividades, detrás hay personas a las que se destroza la vida. A esto contribuye el “efecto burbuja” que se creó en la investigación española en los últimos años, con crecimientos enormes de la contratación y de la actividad, que ahora se cortan de cuajo, como digo, con importantes consecuencias personales.
Eso sí, en lo que no estoy muy de acuerdo es en que el momento actual esté causando fuga de cerebros más que en otros momentos. La fuga de cerebros la teníamos ya desde hace muchos años, con la gran cantidad de gente que se formaba fuera y se quedaba allí. Lo de las Ramones y Cajales fue sólo un parche, y en muchos casos desvirtuado y mal utilizado. De hecho, las RyC no podían solucionar un problema más de fondo: la no existencia de un tejido investigador que soporte y atraiga el talento internacional. El talento internacional viene y se queda cuando hay un entorno adecuado, cuando los que vienen están rodeados de gente igual de buena que ellos, cuando se incentiva a los buenos y se penaliza a los malos, cuando se gestionan bien los recursos. De nuevo, volvemos a lo de antes: mientras la gobernanza y la institución no funcionen bien, todo lo demás es espejismo.
La solución no me parece fácil, pero yo quizá más bien propondría una bajada gradual de los fondos y las becas (pero no café para todos, as usual, sino en función de una evaluación coherente), la congelación de las RyC (¿para qué traer a gente sin garantías?), el mantenimiento de los buenos investigadores ya contratados, y a la vez, una reforma sustancial de la gobernanza y una gestión valiente del personal (lo que no tiene sentido es que no se renueven los contratos de los investigadores jóvenes que llegan con fuerza y con curriculums excelentes, a costa de mantener dinosaurios o caraduras que ya son funcionarios).

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