miércoles, 16 de marzo de 2016

¿Debe ser gratuita la universidad?

Matthew Yglesias me parece un tío muy listo. Y en general estoy casi siempre de acuerdo con lo que dice, entre otras cosas porque lo dice muy bien. Pero en este caso no comparto su propuesta (en el fondo, la de Bernie Sanders) de que la universidad sea gratuita para todos, y que se financie via impuestos. Sí, ya sé que así es como funciona la cosa en los países escandinavos. Y casi como funciona en España (donde hay un cierto coste de la universidad, pero muy por debajo de su coste real). Pero lo siento, sigo sin comprar la idea. Porque me sigue pareciendo fundamentalmente injusta.

Yglesias es hábil, y busca un ejemplo cercano y fácil: la enseñanza secundaria. Dice que los ricos también tienen derecho a beneficiarse de los servicios públicos. Por supuesto, que para eso pagan sus impuestos. Pero la clave es: ¿debe ser la universidad un servicio público, y más en particular, universal? Ahí es donde no estamos de acuerdo.

Yo creo que hay servicios públicos esenciales, que deben ser gratuitos: la educación básica (que incluye la secundaria), la sanidad, incluso un nivel mínimo de agua, de electricidad o de energía en general; o también de comunicaciones, para evitar la exclusión social. Y si no son gratuitos directamente, deben hacerse gratuitos en la práctica (con cheques de educación, de energía, etc.). Por supuesto, independientemente de si los ofrecen entidades públicas o privadas.

Pero a partir de lo esencial, el servicio ya no debe ser gratuito, sino que debe dar una señal de precio que indique a los consumidores que no hay que consumirlos al máximo, sino en la medida adecuada. Eso aplica para la energía, para el agua...y también, e incluso más aún, para la universidad. Por dos razones:
- primero, porque a la universidad va sólo una parte de la sociedad, y no por su coste. Hay gente que no puede ir a la universidad porque tiene que aportar a su familia. Por tanto, simplemente por la distribución de la población que va a la universidad, el que ésta sea gratis ya es una política regresiva, porque beneficia a los más ricos;
- segundo, porque como he dicho antes, creo que la universidad no es un bien esencial, creo que es importante que los que van a utilizarla reciban claramente la señal de precio, su coste real. Y es que en la universidad es muy fácil consumir de más (gente que sigue estudiando porque no tiene otra cosa que hacer, gente que alarga los estudios todo lo que puede para disfrutar de los años locos universitarios....gente que además no es precisamente la más necesitada, sino todo lo contrario).

A este respecto, y para que nadie se confunda: con esto no quiero decir que todo el mundo deba pagar el precio de la universidad. Hay que tener becas que permitan que aquellos que tengan potencial vayan a la universidad, becas que deben concederse no al mérito (porque como ya he dicho antes, esto es injusto) sino a la necesidad económica.

Al final, Yglesias da otro argumento: la sencillez de la política, que lleva a una mayor aceptación. Vale, aceptado. Pero, ¿de verdad tenemos que elegir lo fácil frente a lo correcto?


1 comentario:

Fernando Leanme dijo...

Bueno, veo que estamos de acuerdo. Y esto debe decirte algo sobre Bernie Sanders, y lo completamente cómicas que son sus ideas sobre asuntos económicos. (Disclosure: i AM a Kasich supporter).

Yo he trabajado algo ayudando a estudiantes a progresar y graduarse. Mi propuesta es que se debe becar a buenos estudiantes, los del top 10 %, y también a los mejores de familias más pobres, por ejemplo si están por arriba del promedio. Mi propuesta simplemente se orienta a promover la movilidad social, y hacer que gente buena que nació en la pobreza se pueda educar y subir. Y cuando lleguen arriba, no olviden los de abajo, algo que muchos hacen.

De paso: me estoy convenciendo más y más que el sistema español necesita una reforma radical. Simplemente el currículo de ciencias y matemáticas en eso y bachillerato es una bestia. Demasiado difícil. Y en realidad lo que sale al final no es mejor de lo que sale en EEUU, donde el sistema es más fácil al principio y se pone más duro de manera progresiva.